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En el 2016, dos suizos residentes en La Habana y su amiga cubana decidieron pasar un fin de semana en Viñales.

El esposo de esta cubana, compañera de trabajo y amiga de los dos suizos, había fallecido inesperadamente y demasiado temprano un año antes.

La idea del viaje de fin de semana, era desconectar un poco y pasar tiempo juntos. Se reunieron con amigos locales y filosofaron sobre la vida y el futuro. Como son las cosas, un conocido los llevó a un lugar que para él era muy hermoso, solo para mostrarles aquel pequeño pueblo. Los tres se enamoraron de inmediato de “El Rosario”. Pasó el fin de semana, la vida cotidiana en La Habana continuó su paso, pero los sueños de “El Rosario” permanecieron latentes.

Los tres decidieron iniciar un proyecto sostenible en este idílico lugar. Durante todo el proceso los cubanos involucrados querían encontrar una nueva pareja para la cubana viuda. Fue invitada a todas partes y siempre presentada como “prima”.Esto es parte de la hospitalidad cubana, tan pronto como les caes bien, te conviertes inmediatamente en un miembro de la familia. De esto surgieron un montón de anécdotas bonitas y divertidas con la «prima» y los guajiros locales que querían cortejarla ... Nadie ha logrado nada hasta ahora, pero su apodo quedó en la casa.